Arbol singular descubierto relativamente hace pocos años. El nombre se le dio por primera vez en el año 1999 cuando fue portada del libro del Centenario de la Fiesta del Árbol.

En el cruce de dos caminos, en medio de un paraje soleado lleno de robles y mirando en dirección a La Sala (casa natal de Serrallonga), el árbol adopta la sensacional forma de la cabeza de un bebé.

A pesar de que se observa la herida producida por un rayo, su vitalidad le permite presentar un buen estado vegetativo.